martes, 30 de junio de 2009

Turismo Andalucía

Anuncio Andalucía turismo 2009

lunes, 29 de junio de 2009

domingo, 28 de junio de 2009

sábado, 27 de junio de 2009



Michael Jackson - Will you be there (subtitulado)

"Bruno" en Madrid (es decir Sacha Baron Cohen)

YOU ARE NOT ALONE WITH LYRICS - MICHAEL JACKSON [HD]

HE KNEW


http://extras.thesun.co.uk/flash/3dwall/jacko/index.html

Viernes, junio 26, 2009

Years ago Michael and I were having a deep conversation about life in general.

I can't recall the exact subject matter but he may have been questioning me about the circumstances of my Fathers Death.

At some point he paused, he stared at me very intensely and he stated with an almost calm certainty, "I am afraid that I am going to end up like him, the way he did."

I promptly tried to deter him from the idea, at which point he just shrugged his shoulders and nodded almost matter of fact as if to let me know, he knew what he knew and that was kind of that.

14 years later I am sitting here watching on the news an ambulance leaves the driveway of his home, the big gates, the crowds outside the gates, the coverage, the crowds outside the hospital, the Cause of death and what may have led up to it and the memory of this conversation hit me, as did the unstoppable tears.

A predicted ending by him, by loved ones and by me, but what I didn't predict was how much it was going to hurt when it finally happened.

The person I failed to help is being transferred right now to the LA County Coroners office for his Autopsy.

All of my indifference and detachment that I worked so hard to achieve over the years has just gone into the bowels of hell and right now I am gutted.

I am going to say now what I have never said before because I want the truth out there for once.

Our relationship was not "a sham" as is being reported in the press. It was an unusual relationship yes, where two unusual people who did not live or know a "Normal life" found a connection, perhaps with some suspect timing on his part. Nonetheless, I do believe he loved me as much as he could love anyone and I loved him very much.

I wanted to "save him" I wanted to save him from the inevitable which is what has just happened.

His family and his loved ones also wanted to save him from this as well but didn't know how and this was 14 years ago. We all worried that this would be the outcome then.

At that time, In trying to save him, I almost lost myself.

He was an incredibly dynamic force and power that was not to be underestimated.

When he used it for something good, It was the best and when he used it for something bad, It was really, REALLY bad.

Mediocrity was not a concept that would even for a second enter Michael Jackson's being or actions.

I became very ill and emotionally/ spiritually exhausted in my quest to save him from certain self-destructive behavior and from the awful vampires and leeches he would always manage to magnetize around him.

I was in over my head while trying.

I had my children to care for, I had to make a decision.

The hardest decision I have ever had to make, which was to walk away and let his fate have him, even though I desperately loved him and tried to stop or reverse it somehow.

After the Divorce, I spent a few years obsessing about him and what I could have done different, in regret.

Then I spent some angry years at the whole situation.

At some point, I truly became Indifferent, until now.

As I sit here overwhelmed with sadness, reflection and confusion at what was my biggest failure to date, watching on the news almost play by play The exact Scenario I saw happen on August 16th, 1977 happening again right now with Michael (A sight I never wanted to see again) just as he predicted, I am truly, truly gutted.

Any ill experience or words I have felt towards him in the past has just died inside of me along with him.

He was an amazing person and I am lucky to have gotten as close to him as I did and to have had the many experiences and years that we had together.

I desperately hope that he can be relieved from his pain, pressure and turmoil now.

He deserves to be free from all of that and I hope he is in a better place or will be.

I also hope that anyone else who feels they have failed to help him can be set free because he hopefully finally is.

The World is in shock but somehow he knew exactly how his fate would be played out some day more than anyone else knew, and he was right.





I really needed to say this right now, thanks for listening.




~Lisa Marie Presley

domingo, 21 de junio de 2009

sábado, 20 de junio de 2009

viernes, 19 de junio de 2009

VICENTE FERRER (1920 - 2009).


Un milagro bajo un paraguas
por FERNANDO BAETA
Aún recuerdo aquel tórrido mediodía de abril de 1998 cuando todos en Agraharam, un pequeño pueblo colindante con Anantapur, buscaban desesperadamente la mirada del hombre que camina debajo de un paraguas. El termómetro supera los 50 grados, pero todos sus habitantes están en la calle para ver de cerca al hombre que les ha devuelto la esperanza. Todos se arremolinan bajo ese paraguas negro y viejo para honrar a Vicente Ferrer, el hombre que tuvo un sueño. Le ponen collares de flores, le lavan los pies, le dan agua de coco, dulces, le dan las gracias, le quieren…

Le quieren desde que en 1969 llegó a Anantapur, en el estado indio de Andhra Pradesh, para enfrentarse a la pobreza absoluta, para ayudar a los que nunca recibieron ayuda, para decirles a los ‘intocables’, a los pobres de los pobres, que ellos también tenían derecho a vivir y a vivir con dignidad. Y lo hizo desde una pequeña casa que le dejó una organización protestante y en la que sólo había una mesa, una silla, una máquina de escribir y un mensaje en la pared: «Espera un milagro». Siempre recordaba esa frase y lo que pensó nada más leerla: que no había milagro que esperar, que había que salir a buscarlo, que era una locura pero que había que intentarlo.

La locura había empezado mucho antes. En las calles de Barcelona, primero; en el coro de su catedral, después; y finalmente en el frente del Ebro, durante la Guerra Civil española, donde luchó sin pegar un solo tiro en el bando republicano. En las calles de Barcelona, donde nació el 9 de abril de 1920, vio lo primeros intocables de su vida; en la catedral empezó a conocer a Dios y en el frente del Ebro vio la luz que le llevó a la Compañía de Jesús. Después pasó una temporada en el campo de concentración de Betanzos antes de volver a Barcelona e irse a estudiar a un monasterio en las laderas del Moncayo. Y del Moncayo a la India.

El 13 de febrero de 1952 atracó en Bombay, atravesó la Puerta de la India y pisó por primera vez su nueva patria. «Mi nueva tierra de promisión», pensó. Sus primeros años en Mammadh, pequeña localidad al norte de la gran urbe, le supuso un auténtico descenso a los infiernos. Supo entonces que tenía que pasar a la acción, que él no había llegado allí para orar, ver y callar. Empezó construyendo con sus manos un pequeño hospital, luego un colegio, después un pozo tras otro hasta que finalmente se puso a repartir trigo con un carro tirado por un par de bueyes. «Nunca les hablaba de Dios, había otras prioridades», se decía y se repetía, y que él no había llegado hasta allí para elevar las estadísticas de bautizos.

Sus métodos empezaron a no gustar. Ni a la Compañía de Jesús ni a las autoridades locales que le veían demasiado poderoso. Estos le quisieron echar y aquellos reconducir. Pero él siguió su camino y la orden de expulsión no tardó en llegar. Fue el 27 de abril de 1968. Durante el siguiente año, mientras la burocracia iba retrasando su salida del país, cientos de miles de personas de todo el estado de Maharastra se manifestaban periódicamente en Bombay contra la salida de ‘father’ Ferrer. Fue propuesto para el Nobel de la Paz. La revista ‘Life’ le sacó en portada como el santo desconocido. Al final, Indira Gandhi, presidenta del país, dijo la última palabra; un telegrama suyo leído ante más de 30.000 personas zanjó la cuestión: «El padre Ferrer marchará al extranjero para pasar unas cortas vacaciones pero será bienvenido a su vuelta».

Quisieron convertir la victoria en derrota. La Compañía le quiso atar corto y los políticos le prohibieron volver a Maharastra. Aquéllos quisieron que se dedicara exclusivamente a la enseñanza y de éstos sólo el gobernador de Andhra Pradesh, una de las zonas paupérrimas de la India, le permitió quedarse en su estado. Y allí se fue, en 1969, después de unas cortas vacaciones. Y con él, Anna Perry, una periodista inglesa de 22 años, 26 menos que él, que era la encargada de cubrir las manifestaciones de Bombay a favor de Vicente. Se conocieron el 27 de julio de 1968 («Recuerdo muy bien esa fecha» —me dice Anna— «porque estaba convencida de que ya nunca me iba a separar de él») y se casaron el 4 de abril de 1970, poco antes de que la Compañía de Jesús lo expulsara de su seno.

En busca del milagro
Fue entonces cuando Vicente Ferrer y Anna (su otro yo, la organización que unir a la imaginación, la fuerza indestructible que le complementaba…) salieron a buscar ese milagro que le gritaba desde la pared de aquella humilde casa donde empezó a hacerse realidad su sueño. En 1969 habían creado RDT (Rural Development Trust o Consorcio para el Desarrollo Rural), el instrumento mágico con el que se puso en marcha la mayor transformación que se recuerda en un estado indio a manos de una organización no gubernamental… y en 1996 vio la luz la Fundación Vicente Ferrer (FVF) y con ella un programa de apadrinamiento de niños que a día de hoy supera ya los 135.000.

Y este milagro tiene más cifras que las de los populares apadrinamientos: más de 2,5 millones de personas de 1.874 pueblos del distrito de Anantapur, que se acerca a los cuatro millones de habitantes, se benefician de los proyectos de RDT y la FVF. A lo largo de estos años se han construido 39.000 viviendas para las familias más desfavorecidas; además, tres hospitales generales, un centro de planificación familiar, un centro para enfermos terminales de sida y 14 clínicas rurales funcionan a pleno rendimiento; han levantado 1.696 escuelas y centros educativos y 120 bibliotecas que educan a 158.000 alumnos de primaria y secundaria; además, cerca de 500 jóvenes más están preparándose para entrar en la universidad y otros tantos están cursando ya carreras universitarias. Y luego están los centros especiales para invidentes, sordos, discapacitados psíquicos; un total de 1.300 ‘shangams’ acogen a 15.600 personas con distintas discapacidades, que cuentan además con 18 escuelas residenciales.

También han sacado agua de donde no había: miles de pozos afloran por todo el distrito y casi 2.300 embalses de distintos tamaños consiguen dos y hasta tres cosechas por año gracias a los casi tres millones de árboles frutales plantados. Además, más de 70.000 mujeres se han unido en más de cuatro mil asociaciones para que puedan participar activamente en cualquier aspecto de su vida o de la vida de su comunidad con los mismos derechos del hombre. Todo esto después de que en 1982 se pusiera en marcha un ambicioso plan de control de la natalidad que ha contribuido de manera significativa a mejorar el nivel y la calidad de vida de miles de mujeres.

Se podría seguir hablando de todo lo que ha cambiado la vida de los más desfavorecidos del distrito de Anantapur desde que llegó Vicente Ferrer. Pero los números no alcanzarían a dibujar realmente la labor realizada. Vicente no sólo les dio la oportunidad de vivir dignamente, de comer, de poder disponer de algo tan básico como el agua o de tener un trabajo digno, una vivienda incluso; no, no sólo ha conseguido que sus hijos reciban la educación que no recibieron ellos, y una atención sanitaria de calidad… No, Vicente Ferrer les dio mucho más, les dio la oportunidad de ser, les ofreció la esperanza que nunca tuvieron, les devolvió la dignidad arrebatada.

Me viene a la memoria más que nunca la cena que disfrutamos el pasado 26 de enero en Anantapur. Sentados en su comedor, devorando una deliciosa tortilla de patatas con Anna y Begoña, Vicente nos contaba todo lo que todavía le quedaba por hacer. Qué ese milagro que le gritaba desde aquella pared todavía era una utopía: que hacían falta más hospitales, más colegios, más agua, más trabajo. Y nos lo decía como si el futuro fuera suyo, como si le sobrara tiempo para seguir haciendo realidad cada día el milagro del pan y los peces.

Estos continuos milagros le hicieron merecedor de un sinfín de galardones: desde el Príncipe de Asturias de la Concordia (1998) a la reciente concesión de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil que le hizo entrega en los primeros días de este año la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega. Pero no son estos galardones los que más feliz le hicieron, no, él buscó siempre la sonrisa de cualquier niño de esos que no dudaba en enfrentarse a los 50 grados para ver de cerca al hombre que caminaba debajo de un paraguas.

El pasado 20 de marzo sufrió una embolia cerebral de la que ya no ha podido recuperarse. Si en algún momento desde entonces le ha vuelto la lucidez seguro que ha reflexionado y ha llegado a la conclusión de que lo dejaba todo en buenas manos: en las de Anna y en las de Moncho, el segundo de sus tres hijos, el sucesor, el que sigue sus pasos; sin olvidarse de sus hijas Tara y Yamuna, de sus seis nietos y de los millones de personas en todo el mundo que nunca permitirán que se extinga ni su memoria ni su obra.

Aún recuerdo aquella entrevista que le hice en 1998, allí en la India, cuando me dijo que ya había elegido el lugar donde descansaría cuando se fuera. Está, me dijo, en la ladera de una de las montañas que rodean Anantapur. No quería que se convirtiera en lugar de peregrinaje pero sí que cuando las gentes pasen por su lado puedan decir: «Allí está Vicente». Y será verdad porque Vicente Ferrer, el hombre que tuvo un sueño, nunca se irá de Anantapur. Permanecerá allí, siempre terco, inagotable e indeleble en la ladera de esa montaña, hasta que averigüe por sí mismo que el milagro era él.

lunes, 15 de junio de 2009

ANDALUCIA TE QUIERE