domingo, 20 de septiembre de 2009



La felicidad no es accidental. No es algo casual. No es un fenómeno que surja de la nada y se adentre en tu vida sin llamar. No está fuera de control. No te ocurre a ti. No te afecta a ti. No te pasa a ti. La felicidad está delante de nuestros ojos, en la palma de la mano, junto a nosotros. Podemos mirar hacia otro lado, cerrar las manos, esquivarla. Podemos creer que no la merecemos. Que no sabemos encontrarla. Que no existe. Pero está siempre ahí. Y es nuestra responsabilidad entregarnos a ella. Es nuestro deber, nuestro más honesto, profundo y humilde deber. Se lo debemos a los demás. Nos lo debemos a nosotros mismos. No hay excusas. Nuestra vida es el resultado de nuestros pensamientos. La felicidad es sólo de los que son felices.

Elige la alegría. Hazlo por mí. Hazlo por ti. ¡Sé feliz!